OPINIÓN DE ESPECIALISTAS

MANTENER LA SERENIDAD Y LA ALEGRÍA EN EL DEVENIR DE CADA DÍA.

Conocí a la Señora Lupita Moreno Martínez, mientras desempeñé funciones de director en la escuela secundaria general No. 9 “Ermilo Abreu Gómez” de la colonia Lagunilla del Salto; ella fungió como Tesorera de la Sociedad de Padres de familia.

Esta luminosa Mujer, comparte su existencia con sus cuatro hermosos hijos y su esposo Héctor, el Príncipe Troyano; un esforzado varón y venturoso Ser Humano.

Ella es un ejemplo de optimismo; aprendió desde su vida adolescente, como sortear con éxito las corrientes turbulentas de la ingratitud y el egoísmo.

Es una Mujer hacendosa, ha desarrollado una madurez asombrosa; tiene un dulce mirar y es un tanto parlanchina; le bastan unos breves instantes a tu lado, para percatarse si tienes el corazón desolado; y entonces, procede a restaurarte, iluminándote con su sonrisa franca y cristalina.

La verdad sea dicha, el disfrutar de su entusiasta y fraternal compañía; nos confirma que la semana tiene más de siete días.

Lupita Moreno, es de esas ejemplares mujeres que nacen para ser admiradas, aunque también envidiadas; pero están conscientes que su principal misión, es dejar constancia que se nace en este mundo terrenal para amar y ser amadas.

Recientemente tuve oportunidad de charlar con ella brevemente; fue como un libro abierto el cual leí con avidez; me enseñó que es indispensable desarrollar cada día nuestra interior madurez; si pretendemos alcanzar sabiduría y lucidez.

Me confirmó que para alcanzar un estado de iluminación interior o mantener la conciencia despierta; implica que las ventanas y puertas de nuestra mente y corazón, deben estar siempre abiertas.

Me enfatizó que más temprano que tarde debemos tomar la firme decisión de, por encima de toda circunstancia, ser felices; y ello implica asumir el compromiso firme, de no hacer recuento o alusión de nuestras múltiples cicatrices.

Los sucesos no deben determinar lo colorido o sombrío del paisaje; cada experiencia debe ser fuente de inspiración y de permanente aprendizaje.

Recordó que en nuestra niñez jugamos con exceso y en nuestra adolescencia amamos con pasión desenfrenada; lo anterior debido a que contamos con suficiente energía acumulada.

Ese caudal de energía interior, siempre estará a nuestra disposición; a condición por supuesto, de que no apaguemos la luz de nuestra mente y corazón.

Desactivar el comando energético, es cerrarnos y oponernos al fluir de la existencia; y entonces nos dedicamos a juzgar, reprochar, criticar y no perdonar los errores muchas veces involuntarios, de quienes nos comparten su presencia.

El espíritu y el corazón, son nuestros mayores centros de energía; cuando fluye sin interrupciones, ilumina a muchos otros espíritus y corazones; se multiplican las esperanzas y sonrisas, las cuales contagian de saludable alegría, y nos permiten seguir nuestro camino con esperanza y sin prisas.

Lupita propone abrazar a la vida con toda la fuerza amorosa del corazón y con todo el caudal luminoso del espíritu; ello permitirá que siempre esté fluyendo la energía; transformada en contagioso entusiasmo, y en generosa y saludable alegría.

Aplica una filosofía de la vida cotidiana; que le ha dado buenos resultados y le permite transitar cualquier contrariedad, de manera pacífica, divertida y liviana.

Por último, sugiere que practiquemos con frecuencia, la oración y la meditación; para que, en la silenciosa habitación; encontremos con ayuda del silencio, a toda inquietud, la oportuna y adecuada respuesta y solución.

Vaya mi admiración a tan extraordinaria Mujer, que dignifica cada día a su noble y virtuoso Ser.

LA MISIÓN DOCENTE.

Nicanor Pérez