Mi vida ha estado marcada por largas estancias en hospitales, innumerables cirugías, tratamientos y citas médicas. Hace poco, asistí a una cita en el hospital para revisar lo que los médicos llaman “úlcera por presión”, una herida que, en algunos casos, requiere cirugía plástica reconstructiva para sanar por completo. Al ser examinado por el médico, me dijo que no era necesario llegar a esa cirugía. Lo mejor que podía hacer, afirmó, era aprender a vivir con esa herida. En ese momento, me pregunté: ¿Vivir herido?…Como suele suceder conmigo, reflexioné sobre esto más adelante. Me di cuenta de que, a lo largo de nuestras vidas, los seres humanos atravesamos circunstancias o personas que nos hieren profundamente y En algunos casos, tenemos que hacer exactamente lo mismo: aprender a vivir con esas heridas. Aunque parezcan imperdonables, con el tiempo y en comparación con el valor de una vida plena y feliz, esas heridas resultan insignificantes. ¿De qué sirve cargar con rencores y odios que no nos llevan a nada? Algunos pueden lograr vivir con sus heridas, mientras que otros se aferran a la búsqueda constante de “sanar” el daño causado por la vida o las personas. En este camino, se convierten en personas resentidas, llenas de un odio sin razón que les impide disfrutar de las partes no dañadas de sus vidas.
Hoy, te invito a reflexionar sobre tus heridas pasadas y presentes. Tal vez sigas esperando una respuesta que haga que sientas que has sanado. Mi consejo es que no esperes más. Disfruta de la vida que tienes por delante. Quizás esa sea la cura que tanto has estado buscando.
Amado de la Rosa.
Psicoterapia y Coaching.
Contacto : 777.567.33.78
Redes Sociales: @amadodlarosa