En enero de 2025, la titular del poder ejecutivo envió al Congreso de la Unión una iniciativa de reforma constitucional para prohibir la siembra de maíz transgénico en México. Pero, ¿que es este maíz?, en esencia es un maíz genéticamente modificado, lo que implica que ha sido alterado mediante técnicas de ingeniería genética. La idea de estas modificaciones son introducir características nuevas o mejoradas en la planta de maíz, como resistencia a plagas, tolerancia a herbicidas, mayor contenido nutricional u otras características deseables. La gran pregunta siempre ha sido ¿si afecta o no su consumo a la salud humana?, hasta el momento la comunidad científica no ha encontrado evidencia de que afecten a la salud humana, esto lo ha sostenido Francisco Bolívar Zapata, investigador emérito del Instituto de Biotecnología de la UNAM, quien ha afirmado que no hay evidencia científica de que los transgénicos sean perjudiciales para la salud y que entidades como la Organización Mundial de la Salud avalan su uso como alimentos. Sin embargo, un análisis del CONAHCYT publicado en diciembre de 2024 sostuvo que existen riesgos inaceptables para la salud de los mexicanos que consumen maíz modificado genéticamente y glifosato, basándose en un documento con mil 200 referencias científicas. En este aspecto, usted tiene la mejor opinión.
Pese a lo anterior, esta propuesta busca modificar los artículos 4 y 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con el objetivo de proteger las 59 razas de maíz nativo y fomentar técnicas agroecológicas. Por ello, la iniciativa propone prohibir la siembra de maíz transgénico en México, reconociendo al maíz como un elemento de identidad nacional y priorizando su manejo agroecológico. Además, establece que cualquier otra modificación genética que supere las barreras naturales debe ser evaluada de acuerdo con las leyes pertinentes para determinar si existe alguna amenaza en materia de bioseguridad, salud o patrimonio cultural.
Por lo que independientemente de lo lo anterior podemos señalar los siguientes argumentos a favor de dicha iniciativa: 1. Protección de la biodiversidad: la prohibición del maíz transgénico busca preservar las razas nativas de maíz, fundamentales para la seguridad alimentaria y el patrimonio biocultural de México, 2. Salud pública: al evitar el uso de maíz transgénico y herbicidas como el glifosato, se pretende reducir los riesgos asociados a la salud humana, 3. Soberanía alimentaria: fomentar el cultivo de maíz nativo fortalece la autosuficiencia alimentaria del país. Lo anterior es debatible, pues en 2024, México importó aproximadamente 16 millones de toneladas de maíz amarillo de Estados Unidos. Esta cantidad representa una parte significativa del maíz que México consume, especialmente para la alimentación animal. Siendo la mayor parte del maíz importado transgénico, eso es el debate importante, que tanto le conviene a nuestro país estar en desventaja con nuestros socios comerciales. Hasta el momento no es clara la política agroalimentaria que se utilizará paralelamente, pues de entrada no suena competitiva, ¿cómo produciremos más maíz originario sino es tan “resistente” como el transgénico?.
Por ello, las grandes deventajas son las siguientes: 1. Impacto económico: la prohibición podría afectar a los productores y exportadores de maíz transgénico, generando tensiones comerciales con Estados Unidos y Canadá, 2. Rendimiento agrícola: El maíz transgénico ofrece ventajas en términos de resistencia a plagas y tolerancia a herbicidas, lo que podría mejorar la productividad agrícola, 3. Cumplimiento de compromisos internacionales: la prohibición podría contravenir las obligaciones comerciales de México bajo el T-MEC, lo que podría resultar en represalias comerciales.
Por ello además, la iniciativa está alineada con decretos previos que buscaban prohibir el uso de maíz transgénico. En febrero de 2023, el gobierno mexicano emitió un decreto que prohibía el uso de maíz genéticamente modificado para consumo humano y promovía su sustitución gradual en la alimentación animal. Sin embargo, este decreto fue derogado en febrero de 2025, tras la pérdida de un panel de solución de controversias bajo el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Sustentado en lo antes mencionado, esto es, que no hay evidencia científica que compruebe en este momento la afectación a la salud del ser humano, y en este caso a los mexicanos. Por ello, entenderíamos que la política en ese sentido se trata de una postura ideológico-cultural más que científica, que si bien es cierto tiene una intención válida, también es cierto que genera tensiones con nuestros socios comerciales, puesto que no existía dicha prohibición al negociarse el tratado. El T-MEC, que entró en vigor en 2020, es un acuerdo comercial que regula las relaciones comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá. Este tratado establece normas y procedimientos para resolver disputas comerciales, como la relacionada con el maíz transgénico. Por tanto, la relación entre México y Estados Unidos se ha visto afectada por la disputa sobre el maíz transgénico. En diciembre de 2024, un panel de solución de controversias del T-MEC falló en contra de México, argumentando que las restricciones al maíz transgénico carecían de fundamento científico y violaban los compromisos comerciales del tratado. Como resultado, México derogó el decreto de 2023 que prohibía el uso de maíz transgénico para consumo humano. La estrategia entonces en la constitución es seguir con dicha política ideológica más no científica, ¿vale la pena?.
En conclusión, la iniciativa de reforma constitucional sobre la prohibición del maíz transgénico en México representa un esfuerzo por proteger la biodiversidad y la salud pública, pero también enfrenta desafíos económicos y comerciales significativos. La relación con Estados Unidos y Canadá, en el marco del T-MEC, será crucial para determinar el futuro de esta propuesta y su impacto en la economía y la soberanía alimentaria de México. ¿El factor disruptivo de Donald Trump cambiará la iniciativa?. CARPE DIEM.