¡Olvídense de santos solemnes y abstemios! En Jiutepec, se le rinden culto a un personaje que, si no es pariente de su tío el más fiestero, ¡se le parece mucho! : Juan Parrandero.
“Juan Parrandero” tiene su fiesta al igual que el otro Juan, San Juan Bautista, entre los días 23 y 24 de junio de cada año. Mientras que uno es profeta austero y primo de Jesucristo, el otro es un campesino, al que se le ofrendan cigarros, aguardiente, tamales y el mejor maíz de la cosecha anterior; bailes, risas y, sobre todo, mucha fe.
A “Juan Parrandero” le gusta fumar y beber aguardiente, mezcal, tequila y cerveza, acompaña al campesino a labrar la tierra y se asegura que siempre haya agua con que regar las cosechas. Es un Santo que nunca está en la Iglesia, pero siempre, en la fiesta.
Es el municipio de Jiutepec, donde desde la mañana de este lunes, los cuetes anunciaron el festejo, al que se suman todas las familias fundadoras del pueblo que tengan a alguien que tenga el mismo nombre del Santo: Juana o Juan.
Junto a ellos, un grupo de integrantes de la danza azteca toca el caracol, la flauta de carrizo y las maracas, lleva maíz, flores y agua en las manos y lanza oleadas de incienso a los aires, como ofrenda a los “airecitos”.
Primero la misa, después la ofrenda en el zócalo, luego “la bailada” en el mercado y el paseo de la procesión hasta, el panteón –donde los muertos también lo festejan– y luego, el camino hasta “Las Fuentes”, ahí, donde el agua del deshielo proveniente del Popocatépetl, pone a titiritar al más fuerte. Pero los de este pueblo, disfrutan esas aguas, que les dan a las cosechas cantidad y calidad y, en señal de devoción, se meten con todo: Santo, ropa y zapatos, al afluente natural.
A partir de este momento, lo mundano se entremezcla con lo religioso, la ofrenda del Santo se reparte y comienza la fiesta, al son del ritmo de la banda de viento: la trompeta, el trombón, la tuba, el saxhorn, el saxofón, la tarola o los platillos, también ofrendan al Santo.
Al atardecer, se regresa a la casa del mayordomo para continuar el festejo con más tamales, símbolo de la milpa, y aguardiente, símbolo de la fiesta y la comunidad.