OPINIÓN DE ESPECIALISTAS

Con aprecio y respeto a José Agustín

A finales de los años 60 del siglo XX, la juventud mexicana de preparatoria y del nivel superior, además de haber sido perseguida y agredida de manera autoritaria desde el oficialismo, fue receptora de una vorágine de literatura testimonial, teórica, ideológica, irreverente y desafiante del férreo poder gubernamental posterior al fatídico y aleccionador 1968.

Escritores de la talla de Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, José Agustín, René Avilés Fabila, las hermanas Soledad y Guadalupe Loaeza, Arnaldo Córdova, Mario Menéndez, Rius, entre otras y otros, se sumaron a nombres de literatos, historiadores y periodistas nacionales ya consagrados como Juan Rulfo, Alfonso Reyes, Octavio Paz, Fernando Benítez, Rosario Castellanos, Luis Spota, Juan José Arreola, Carlos Fuentes, Luis Villoro, etcétera.

La literatura mexicana, como ave fénix, alzó vuelo tras el epílogo criminal que el Estado mexicano asestó al movimiento popular estudiantil de 1968.

En las escuelas preparatorias y en las unidades del Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM, así como en sus facultades de estudios superiores, estudiantes y profesores consumieron la literatura producida por estas plumas para la interpretación de la realidad socio económica mexicana. Libros célebres como La noche de Tlatelolco, La visión de los vencidos, Tiempo mexicano, Retos de la sociedad por venir, Los indios de México, y otros más, fueron obras básicas entre la juventud estudiosa y sus profesores de los años posteriores a 1968.

En esa corriente literaria mexicana se inscriben las obras de José Agustín, escritura de textos como producto de la investigación y la inventiva, redactados con humor sarcástico y empleando el lenguaje contemporáneo a la época. Son varias las obras de este escritor nacido en Acapulco, Guerrero, pero me voy a referir en concreto a su famosa Tragicomedia mexicana, una crónica-novela en tres tomos que nos ofrece una interpretación acertada y amena de la realidad cultural y política en el México de la segunda mitad del siglo XX.

Tragicomedia mexicana, de José Agustín, fue considerada una obra de reflexión sobre la sociedad mexicana, más allá del entretenimiento por el lenguaje empleado, el lenguaje de la onda, como fue identificado en la década de los años 70. La obra de José Agustín, particularmente su trilogía Tragicomedia mexicana, nos muestra la complejidad y diversidad socio cultural de nuestro país, donde comedia y tragedia se entrecruzan constantemente en el periodo mencionado.

Mi aprecio y respeto a tan importante literato, cronista, historiador y testigo fiel del transcurso de nuestra historia moderna, integrante destacado de la generación de jóvenes universitarios surgidos tras el ominoso capítulo que viene de 1968, fecha que marca un antes y un después para todo el conjunto social en México.

Miguel Melo González