Así como se dice que la solemnidad es el traje de los pendejos, las malas acciones demuestran el grado de educación y de principios morales que la persona tiene. De manera sencilla entre la gente del pueblo se dice que la educación se mama, y de ahí se desprende toda una serie de actitudes frente al mundo y la vida. La educación no es el cúmulo de conocimientos que se obtienen en las aulas de las escuelas, la educación es un acto filosófico, razón por la que se apareja con la moral, que son formas de conducta. Una persona que tiene la oportunidad de ir a las instituciones educativas y logra premios, galardones, diplomas títulos medallas y grandes reconocimientos, no es garantía de que pueda ser una persona educada, porque hay gente sencilla, que apenas si conoce la “o” por lo redondo, y es una gente amable, atenta, considerada, comedida y respetuosa de todos los que la rodean, carece de títulos y es una persona que se admira por su educación. Una cosa es ser una persona instruida y otra muy diferente es ser educado, porque aun cuando el hábito no hace al monje, es lamentable ver, oír y comprobar que gente bien vestida. Con buena presencia física, se manifiestan como personas bajas, ofensivas, majaderas y de muy reprobables conductas, que en otros sería de risa, pero en los que se sienten intocables como son muchísimos políticos, hombres y mujeres que se regodean insultando no solamente de viva voz sino con su sola presencia. Estos, ¿por qué lo hacen? Cosa increíble, porque quieren quedar bien con “el que todo lo puede”, un hombre, que ha olvidado su origen, y aprovechando las necesidades, la pobreza, la buena fe, la humildad y su deseo de mejorar su calidad de vida, confiaron y se entregaron a un hombre perverso, mentiroso, burlón, con poco sentido humano, y que en un descarado sentido de humor negro, hace chistes, chascarrillos, y en su infinita egolatría lo ha llevado a poner en peligro la estabilidad económica y política del país. Lo que Otis, El Huracán de los cinco grados, además no del drama sino de la tragedia nos ha traído la triste comprobación del pésimo gobierno que tenemos, Acapulco, “La perla del Pacífico” está en el municipio en manos de una ignorante “que la calor” del puesto la ha desnudado como una inútil, nada ha hecho ni se ha parado en lo que ahora es un desastre, la pseudogobernadora, títere de su padre que en Acapulco lo recuerdan como el borracho de la moto y que llenaba de prostitutas al Palacio Municipal, Ella, que nada sabe de gobernar ni de cantar junta a un grupo de mujeres que en lugar de ayudar a los damnificados se ponen en coro a echar porras a un presidente que se fue a atascar de lodo y ahora mismo anda en su trenecito maya y en dos Bocas, lugares de despilfarro en lugar de echar toda la leña al asador y sacar a los habitantes de no de la costera de Acapulco sino a las colonias marginadas, porque con huracán y sin huracán siempre han vivido “a la buena de Dios” porque cuando bajan a la playa no es a broncearse sino a ganar un mendrugo para llevarlo a sus olvidadas familias. Los niños que mueven la barriga, las señoras que dan los masajes, las vendedoras de todo, los que alquilan las bocinas, las de los camarones en banderilla, los niños que venden tamales de pescado, esos y muchos más, no tienen cuentas en los bancos, no tienen seguro médico, mucho menos seguro de una vivienda de láminas de cartón, eso es de risa, pero lo que resulta tonto en grado superlativo, es que López Obrador, entre sus mentiras y promesas, se siga peleando con los periodistas que se fueron en riesgo de su propia integridad a hacer su trabajo, a entregar a todo un pueblo lo que es la realidad de un lugar que antes de Cancún, dio lija y prestigio turístico nacional e internacional y por tanto trabajo que se traduce en comida para los habitantes que ahora han sido víctimas de la delincuencia organizada y la de la rapiña, así como del policía del barrió como, ahora de las lujosas camionetas y llamativos uniformes. Además sigue su fobia en contra de los hombres del dinero, los que corren riesgos de pérdidas totales, pero dan trabajo a muchísimos hombres y mujeres que de manera digna ganan un salario y dan seguridad a su familia, pero Señor Presidente, “Me canso Ganso” o mejor dicho, le apuesto que Usted no conoce realmente a Acapulco, vaya desde Pie de la Cuesta hasta más allá de Barra Vieja, de Renacimiento a la laguna de Tres Palos, donde mataron a Lucio Blanco, desde la montaña Norte hasta la zona de playas, Acapulco es más que la zona de la Marina, es Hornitos, Caleta, Caletilla, La Roqueta y La Quebrada, de toda esta gente pobre y trabajadora, ¿quién se acuerda? Usted Presidente, si algo le quedaba de capital de credibilidad se la acabó porque lo único que le interesa es ver de donde sacar dinero para sus proyectos faraónicos y como dice, su propiedad de rico, que los que no le sigan el juego, que se vayan a La Chingada. Lástima, México sólo necesita, paz, seguridad, medicinas educación y trabajo. HASTA LA PRÓXIMA.
El Tintero
Por Alberto Miranda.