OPINIÓN DE ESPECIALISTAS

EL SUEÑO DEL MUNDIAL 2026 EN MORELOS: ¿UN IMPULSO REAL O SOLO UN ESPEJISMO?

Por: Arq. Valentín Parada

Mientras el calendario avanza hacia la gran CITA MUNDIALISTA DEL 2026, las expectativas en Morelos se mantienen—por ahora—como un grito en el viento. La cercanía con la Ciudad de México, la promesa de una “derrama económica” y el potencial turístico que se esconde en sus majestuosos conventos, pueblos mágicos y balnearios parecen ser las únicas certezas en un panorama lleno de incertidumbre.

Comencemos con la joya de la corona: “LA RUTA DE LOS CONVENTOS”, 15 majestuosos ex conventos, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Ah, qué orgullo, ¿verdad? Pero esperen, no todo es brillo y gloria en este recorrido. Pésima infraestructura carretera, con baches que parecen formaciones geológicas, calles estrechas que desafían la paciencia de cualquier autobús de 12 metros de largo, y nada de estacionamientos adecuados para los turistas que llegan en este transporte. ¿Y el comercio? Solo hay un silencio incómodo entre la historia y la economía local, sin espacios ni condiciones para que artesanos y emprendedores puedan aprovechar la visita y dejar una derrama que, por lo visto, solo llega hasta el convento y se desvanece con la misma rapidez que llega.

Por si fuera poco, la falta de módulos de información turística hace que cualquier visitante se vaya con más dudas que respuestas, y con la sensación de que visitar estos sitios es más una obligación que una experiencia enriquecedora. ¿Para qué tanto patrimonio si no hay un mínimo de infraestructura? Parece que el turismo en Morelos sigue siendo un patrimonio olvidado.

Pero no todo son conventos. LOS PUEBLOS MÁGICOS, esos oasis de cultura y tradición, también enfrentan su propia batalla. Tepoztlán, con su famoso Cerro del Tepozteco, es un hervidero de misticismo y cerveza sin control. La cantidad de lugares que ofrecen cerveza sin regulación llega a ser casi un acto de resistencia, pero también una bomba de tiempo en términos de seguridad y orden.

Tlayacapan, con su convento del siglo XVI y sus artesanías en barro, aún conserva ese encanto cultural, en donde muchas veces se vende alfareria poblana.

Xochitepec ofrece un combo atractivo: historia, arqueología y naturaleza, pero también tiene su cuota de desafíos por ejemplo seguridad. Y Tlaltizapán, con su historia revolucionaria y sus balnearios de aguas refrescantes, intenta mantener viva su realidad turística, aunque a menudo queda a merced también de la inseguridad y la falta de inversión.

Hablando de balnearios, esa famosa “RUTA DE BALNEARIOS “ que prometía ser revitalizada tras el sismo del 2017 y la pandemia, ahora navega en aguas turbulentas. La interminable inseguridad, carreteras en estado deplorable y una afluencia que parece casi un espejismo, hacen que muchos prefieran otros destinos o simplemente cierren las puertas.

Y, por si fuera poco, la esperanza del MUNDIAL DEL 2026 en Morelos continúa siendo solo eso: una esperanza. Con la cercanía a la Ciudad de México y la expectativa de una derrama económica de rebote, lo que realmente preocupa es la seguridad. ¿Será que podremos disfrutar de un torneo sin que la delincuencia y la situación social nos pongan en jaque? Solo el tiempo dirá si esta tierra, llena de historia, cultura y potencial, logra traducir esas promesas en realidad, o si seguirá siendo solo un hermoso recuerdo de lo que pudo ser.

En resumen, Morelos tiene la historia, la belleza y el potencial, pero parece que le falta mucho más que infraestructura para convertirse en ese destino que todos sueñan. Mientras tanto, seguiremos siendo visitantes en un paraíso que pide a gritos atención y compromiso. Porque, al fin y al cabo, no basta con tener majestuosos conventos o pueblos mágicos, sino hacer que todos esos tesoros puedan brillar y ser disfrutados en toda su plenitud.