Miguel Melo González
A pesar que el gobierno actual de Morelos ha dejado escapar imagen y aceptación entre la sociedad morelense, por mandato constitucional mantiene la responsabilidad de conducir económica y socialmente el destino de más dos millones de habitantes distribuidos en 36 territorios municipales.
Ha disminuido el respaldo de cientos de miles de electores que encumbraron a un gobernador famoso por sus hazañas en el futbol profesional mexicano, limitado en cuanto a conocimientos para encabezar un proyecto de desarrollo de una población que en 2018, año en que inició la administración actual, experimentaba un crecimiento económico negativo y un endeudamiento de más de 11 mil millones de pesos.
El periodo del ex futbolista dio comienzo bajo un ambiente hostil de parte del gobernador saliente en 2018, Graco Ramírez, para quien fue un severo revés la derrota electoral de su hijastro, no obstante las facilidades que se dieron para su sucesión en el cargo, así como también debió haberle dolido que su partido cayera al cuarto lugar en las preferencias electorales, por debajo de Morena, PAN y PRI.
El famoso futbolista pero inexperto gobernante desde el inicio de su gestión tuvo que aguantar la grosera arrogancia de Graco Ramírez, quien se ausentó en la ceremonia de cambio de poderes y con ello se reforzó el repudio social hacia el perrdista que hasta ahora lo persigue. Desde entonces la sociedad morelense lo señala como el gobernador insignia de la corrupción imperante en ese entonces en Morelos.
Graco Ramírez concluyó su mandato con un crecimiento económico de -4.2 en el primer trimestre de 2018, -1.2 en el segundo trimestre, y -1.7 en el tercer trimestre de ese año (1); al ex gobernante perredista heredaron un débito de mil 500 millones de pesos, durante su sexenio el estado de Morelos sumó empréstitos por alrededor de 9 mil 500 millones de pesos, lo que da como resultado que la entidad acumuló en 2018 un endeudamiento de alrededor de 11 mil millones de pesos (2).
La administración del gobernador futbolero acumuló decenas de denuncias en contra del ex gobernador perredista, fueron muy pocas las que prosperaron penalmente, entre ellas unas que involucraron al ex tesorero y al ex secretario de Hacienda del periodo graquista.
La popularidad del mandatario actual se vio afectada por el freno económico ocasionado por la pandemia de Covid-19, periodo en que reservas del presupuesto federal fueron canalizadas a rehabilitación de hospitales y compra de vacunas, con lo que el presupuesto estatal tuvo que hacer frente a la paralización de actividades económicas consideradas no indispensables y pérdida de empleos con la consiguiente afectación a las clases sociales más vulnerables.
Otro factor que minó la imagen del incipiente gobernador fue el aumento de la inseguridad, hecho no sólo se presenta en Morelos sino en todo el país, pero la ineficacia de la Fiscalía General del Estado (FGE) coadyuvó para que delitos del fueron común, del orden federal y delitos de alto impacto provocaran zozobra entre la población. La extensión de la delincuencia y la inseguridad los habitantes no sólo lo atribuyen a la ineficacia de la fiscalía sino también a la del gobernante.
Recuperación económica e inseguridad son, entre otras, las asignaturas pendientes por resolver. Esa es la herencia que nos deja el gobernador futbolero a la primera mujer gobernadora de Morelos y a más de dos millones de habitantes de esta bella tierra de suelo fértil, rica en historia y con pobladores históricamente hospitalarios.
Referencias:
(1) México. Cómo vamos, Ficha estatal Morelos,
(2) La Jornada, 08/07/2018, p.23, (Rubicela Morelos),